Si yo fuera Chet Baker demandaría a la productora del Talento de Mr. Ripley. Aprovechándose de una gran canción, My Funny Valentine, el eficiente Matt Damon se marca una versión que cantada en ese susurrante modo de entonar embelesa. Lo peor de este embelesamiento es que es una burda copia de la manera de cantar del gran Baker.
Os pongo la prueba.
En primer lugar Chet Baker.
Y ahora Mat Damon.
La justificación de este post se basa en poder escuchar esta maravillosa canción dos veces.
lunes, 5 de febrero de 2007
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